Capítulo 7: La destrucción de la familia (Parte 1)

Tabla de contenidos

Introducción

1. La familia tradicional establecida por Dios

2. El comunismo apunta a eliminar a la familia

3. El comunismo promueve la promiscuidad

4. La práctica de compartir esposas en el comunismo
a. Esposas compartidas en la Unión Soviética
b. La liberación sexual en Yan’an

5. Cómo el comunismo destruye a la familia en Occidente
a. Promoción de la liberación sexual
b. Promoción del feminismo y rechazo a la familia tradicional

Referencias

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Introducción

A partir de los años 60, una variedad de movimientos antitradición –incluyendo el feminismo moderno, la liberación sexual y los derechos de los homosexuales– se han vuelto prominentes en Occidente. La institución de la familia ha sido la más golpeada. En Estados Unidos, el Acta de Reforma de la Ley de Familia de 1969 dio luz verde al divorcio unilateral. Otros países no tardaron en crear leyes similares.

En Estados Unidos, la tasa de divorcios con respecto a los matrimonios ha aumentado a más del doble entre los 60 y los 80. En los años 50, alrededor de un 11% de niños nacidos en un matrimonio veía a sus padres divorciarse, y en 1970, el porcentaje se elevó al 50% [1]. De acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC, sus siglas en inglés), más del 40% de los recién nacidos en 2016 en Estados Unidos fueron concebidos fuera del matrimonio. En 1956, esta cifra era menor al 5%. [2]

En las sociedades tradicionales de Oriente y Occidente, la castidad en la relación entre un hombre y una mujer era considerada una virtud. Hoy se piensa que es algo inusual y hasta ridículo. El movimiento del matrimonio del mismo sexo, acompañado por el movimiento feminista, ha buscado redefinir legalmente a la familia y al matrimonio. Un profesor de derecho, que actualmente integra la Comisión Federal por la Igualdad de Oportunidades de Empleo de EE. UU., inició una declaración en 2006 titulada “Más allá del matrimonio del mismo sexo: Una nueva visión estratégica para todas nuestras familias y relaciones”. Esta proponía que la gente formara cualquier tipo de familia nueva, de acuerdo a cualquier deseo que tuvieran (incluyendo matrimonios polígamos, familias ensambladas homosexuales, etc). El profesor también argumentó que el matrimonio y la familia tradicionales no deberían tener más derechos legales que cualquier otro tipo de “familia”. [3]

En las escuelas públicas, el sexo premarital y la homosexualidad –que en la sociedad tradicional han sido considerados como algo vergonzoso durante miles de años– no solo se inculcan como algo normal, sino que en algunas escuelas incluso los alientan de manera tácita o explícita. Desde esta perspectiva, la orientación sexual de un niño debería desarrollarse y decidirse libremente, con el obvio resultado de un aumento de la homosexualidad, la bisexualidad, los transgénero, etc. Por ejemplo, en 2012 el Distrito Escolar de Rhode Island prohibió una tradición de la escuela de realizar danzas padre-hija y juegos de baseball madre-hijo, y declaró que las escuelas públicas no tenían derecho a inculcar en los niños ideas como que a las niñas les gusta bailar y que a los niños les gusta el baseball. [4]

La tendencia hacia la destrucción gradual de la familia tradicional es ahora evidente. La eliminación de la familia impulsada por el comunismo se convertirá en una realidad antes de la tan prometida eliminación de la diferencia de clases.

En las sociedades occidentales hay muchos aspectos de la destrucción de la familia. Estos incluyen el impacto no solo del feminismo, la liberación sexual y el movimiento homosexual, sino el trasfondo social más amplio de la influencia de la izquierda, el progresismo, etc., todos los cuales son colocados bajo la bandera de la “libertad”, la “justicia”, los “derechos” y la “liberación”. Estas ideas son apuntaladas de manera explícita e implícita mediante leyes, interpretaciones legales y políticas económicas apoyadas por otros ideólogos. Todo esto tiene el efecto de inducir a la gente a abandonar y transformar el concepto tradicional de matrimonio y familia.

Estas ideologías se originaron a comienzos del siglo XIX y están profundamente embebidas con factores comunistas. El malvado espectro del comunismo se distingue por su constante mutación y engaño, lo que provoca una continua confusión sobre qué es lo que la gente está apoyando exactamente cuando respaldan estas políticas e ideologías. El resultado es la inmersión en una visión del mundo cuyos parámetros fueron establecidos por ideas comunistas. La trágica situación actual –la degradación de la familia tradicional y la confusión de la gente con respecto a la verdadera naturaleza de esta tendencia– es el resultado de un plan meticuloso y una implementación gradual del espectro del comunismo en los últimos doscientos años.

La consecuencia es que la familia no solo es eliminada como una unidad básica de estabilidad social, sino que la moral tradicional establecida por Dios también es destruida, y el rol que juega la familia al transmitir y nutrir a la próxima generación en un marco de creencias tradicionales también se pierde. Es así que la generación más joven no tiene la contención de las ideas y creencias tradicionales, y así se convierten en marionetas para ser poseídos ideológicamente por el espectro comunista.

1. La familia tradicional establecida por Dios

En las culturas tradicionales de Oriente y Occidente, el matrimonio fue establecido por los dioses y se considera que está arreglado por el Cielo. Una vez formada, la unión matrimonial no puede romperse. Tanto hombres como mujeres fueron creados por los dioses a su imagen y semejanza, y son iguales ante Dios. Al mismo tiempo, los dioses también hicieron que hombres y mujeres fueran diferentes físicamente y establecieron roles respectivos para cada uno. En la tradición occidental, las mujeres son huesos de los huesos del hombre y carne de su carne [5]. Un hombre debe amar a su esposa como si fuera parte de su propio cuerpo, y de ser necesario, sacrificarse para protegerla.

A su vez, la mujer debe ayudarlo y cooperar con su esposo, haciendo así que la pareja sea algo completo e integral. Los hombres son responsables de trabajar duro y ganarse la vida para mantener a la familia, mientras que las mujeres sufren al dar a luz. Todo esto proviene de los diferentes pecados originales que cargan las personas.

De manera similar, en la cultura tradicional oriental, los hombres están asociados al yang del yin y yang, el cual está simbólicamente conectado con el sol y el cielo, y por lo tanto demanda que estén constantemente esforzándose por progresar y que carguen con la responsabilidad de cuidar a la familia en tiempos difíciles. Las mujeres pertenecen al principio yin, que simbólicamente está conectado con la tierra, y esto significa que dan vida y nutren todo con gran virtud. Deben ser complacientes y consideradas hacia los demás, y tienen el deber de apoyar a sus maridos y educar a sus hijos. Solo cuando hombres y mujeres cumplen bien sus respectivos roles podrá el yin y el yang lograr la armonía y los niños crecerán y se desarrollarán de manera sana.

La familia tradicional tiene el rol de transmitir las creencias, la moral y mantener la estabilidad de la sociedad. La familia es la cuna de la creencia y el lazo para la transmisión de valores. Los padres son los primeros maestros en la vida de un niño. Si los niños aprenden virtudes tradicionales como la generosidad, la humildad, la gratitud, la resiliencia, entre otros, a través de las palabras y las acciones de sus padres, eso los beneficiará por el resto de sus vidas.

La vida matrimonial tradicional también ayuda a hombres y mujeres a crecer juntos en cuanto a lo moral. Requiere que esposos y esposas consideren a sus emociones y deseos con una actitud diferente, y que sean considerados y tolerantes el uno con el otro. Esto es en esencia diferente a la idea de cohabitar. Las emociones humanas son inconstantes. Si la pareja está junta porque les gusta estar juntos y se separan porque ya no les gusta, la relación no es muy diferente a una amistad común que no tiene la unión del matrimonio. En última instancia, Marx deseaba que las “relaciones sexuales sin restricciones” [6] se generalizaran, lo cual por supuesto se trata de disolver el matrimonio tradicional y así, al final, eliminar la institución de la familia.

2. El comunismo apunta a eliminar a la familia

El comunismo cree que la familia es una forma de propiedad privada. Por lo tanto, para eliminar la propiedad privada, la familia también debe ser eliminada. El principio original del comunismo considera a los factores económicos como un punto clave para determinar el tipo de relaciones familiares formadas. El marxismo-freudismo contemporáneo considera al deseo sexual como la clave para las cuestiones relacionadas con la familia. La característica en común de esas dos ideologías es que desechan la moral humana básica y veneran al materialismo, al deseo y a los intereses pragmáticos. Todo esto simplemente convierte a los seres humanos en bestias. Es una ideología retorcida que tiene el efecto de destruir a la familia mediante la corrupción del pensamiento.

La delusión fantasiosa que reside en el núcleo del comunismo es la doctrina de la liberación de la humanidad. Esto no se manifiesta meramente como una supuesta liberación en el sentido económico, sino también como la liberación de la humanidad misma. Lo opuesto de la liberación, por supuesto, es la opresión. Entonces, ¿de dónde proviene la opresión que debe ser resistida? La respuesta del comunismo es que la opresión proviene de las propias nociones de la gente, las cuales son impuestas por la moral social tradicional: el patriarcado de la estructura familiar tradicional oprime a las mujeres; la moral sexual tradicional oprime a la naturaleza humana, y así sucesivamente.

En las generaciones siguientes, el feminismo y los movimientos por los derechos de los homosexuales heredaron y luego ampliaron esta teoría de la liberación inspirada en el comunismo. Esto lleva a una sarta de conceptos que se oponen al matrimonio y a la familia tradicionales, además de la liberación sexual, la homosexualidad, y demás. Todas estas ideas se han convertido en herramientas utilizadas por el diablo para socavar y destruir a la familia. El comunismo en sí mismo está en contra de todos los valores morales tradicionales y por eso desea derribarlos, tal como lo plantea claramente el Manifiesto Comunista.

3. El comunismo promueve la promiscuidad

El espectro perverso del comunismo se coloca en contra de la familia tradicional, a la cual quiere destruir. A principios del siglo XIX, Robert Owen, un representante del socialismo utópico, sembró las semillas de la ideología del diablo. Como pionero ideológico comunista, Owen estableció la comunidad utópica Nueva Armonía en Indiana en 1824 (la cual fracasó dos años después). El día del establecimiento de la comunidad, declaró:

Aquí declaro, ante ustedes y ante el mundo, que el Hombre, hasta este momento, ha sido, en todas partes del mundo, un esclavo de una Trinidad de las maldades más monstruosas que podrían ser combinadas a fin de infligir una maldad mental y física sobre toda su raza. Me refiero a la propiedad privada o individual, a sistemas absurdos e irracionales de religión, y al matrimonio, fundado sobre la propiedad individual combinada con algunos de estos sistemas irracionales de religión. [7]

Después de la muerte de Owen, otro comunista utópico influyente fue el francés Charles Fourier, cuyos pensamientos influenciaron profundamente a los marxistas y a Marx. Luego de su muerte, sus discípulos incorporaron sus pensamientos en la Revolución de 1848 y en la Comuna de París, y luego los difundieron a Estados Unidos. Fourier fue el primero en acuñar el término “feminista” (“féminisme” en francés).

En su sociedad comunista ideal (llamada falanje), la familia tradicional era despreciada, y las juergas y las orgías se alababan como una forma de liberar por completo las pasiones humanas internas. También declaró que una sociedad justa debería cuidar de quienes son rechazados sexualmente (como los ancianos o los poco atractivos) para asegurar que todos tengan el “derecho” a la satisfacción sexual. Él creía que toda forma de satisfacción sexual, incluido el sadomasoquismo, aun el incesto y la zoofilia, deberían estar permitidos siempre que sea consensuado. Fourier, por lo tanto, puede ser considerado el pionero de la teoría queer, una rama del movimiento homosexual contemporáneo (incluyendo LGBTQ y cosas por el estilo).

Debido a la influencia de Owen, y especialmente de Fourier, se establecieron docenas de comunas utópicas comunistas en el siglo XIX en Estados Unidos, aunque la mayoría no duraron mucho y terminaron siendo un fracaso. La que más duró fue la Comuna Oneida, establecida sobre la base de la teoría de Fourier, que duró 32 años. La comuna despreciaba el matrimonio monógamo tradicional y promulgaba la poligamia y el sexo grupal. Sus miembros tenían acceso sexual “justo”, ya que cada semana tenían la oportunidad de tener sexo con cualquiera que ellos quisieran. Al final, su fundador, John Humphrey Noyes, huyó por miedo a un juicio de la iglesia. La comuna fue forzada a dejar de compartir esposas, aunque Noyes luego escribió libros y se convirtió en el inventor del comunismo de la Biblia.

El gen promiscuo del comunismo es una consecuencia inevitable de su desarrollo teórico. Desde su mismo comienzo, el demonio del comunismo tentó a la gente a abandonar las enseñanzas divinas, a negar a los dioses y a negar el pecado original.

Según esta lógica, los problemas sociales causados originalmente por la degeneración de la moral humana fueron atribuidos a la propiedad privada. El comunismo lleva a la gente a creer que si se destruye la propiedad privada, la gente ya no peleará más por ella. Sin embargo, incluso si se comparte toda la propiedad, la gente también podrá tener conflictos con respecto a sus esposas. Por lo tanto, los socialistas utópicos utilizan abiertamente un sistema para compartir las esposas a fin de resolver tales problemas inherentes a la naturaleza humana.

Estos “paraísos” comunistas desafiaron directamente a la familia tradicional o promovieron un sistema de esposas en común, lo que llevó a comunidades locales, iglesias y gobiernos a considerarlos un desafío a la moral y la ética tradicionales, y tomaron acciones para suprimirlos. El escándalo de los bienes y las esposas compartidas del comunismo se conocieron ampliamente.

Las comunas utópicas fallidas enseñaron una lección a Marx y Engels: todavía no era el momento para promover abiertamente el compartir a las esposas de manera promiscua. Aunque el objetivo de eliminar a la familia en el Manifiesto Comunista no había cambiado, ellos adoptaron un enfoque más disimulado para presentar sus teorías y destruir a la familia.

Después de la muerte de Marx, Engels publicó el libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, a la luz de las investigaciones de Lewis H. Morgan para completar la teoría de Marx sobre la familia y explicar más en detalle la perspectiva marxista sobre el matrimonio: “[El surgimiento de la monogamia] se funda en la supremacía del hombre, y su propósito expreso es producir niños cuya paternidad sea indiscutible; y se exige tal paternidad porque esos niños luego estarán en posesión de la propiedad de su padre como sus herederos naturales. La familia monogámica se distingue del matrimonio sindiásmico por una solidez mucho más grande de los lazos conyugales, que ya no pueden ser disueltos por la voluntad de cualquiera de las partes”. [8]

Engels argumentaba que la monogamia estaba basada en torno a la propiedad privada, y que una vez compartida tal propiedad, habría un nuevo modelo de matrimonio basado puramente en el amor. En la superficie, suena muy noble… pero no lo es.

Los intentos de Marx y Engels por defender su teoría se vuelven débiles ante la implementación en la realidad de la teoría comunista. Los sentimientos son inestables. Si alguien ama a una persona hoy y a otra mañana, ¿acaso eso no incentiva la promiscuidad? La promiscuidad que tuvo lugar después del establecimiento de la ex Unión Soviética y del régimen comunista chino (ver la próxima sección) es de hecho el resultado de aplicar la doctrina marxista.

Las relaciones entre marido y mujer no siempre andan sobre ruedas. El voto de “hasta que la muerte nos separe” que se hace en las bodas tradicionales es un voto ante Dios. También representa la idea de que ambas partes están preparadas para enfrentar y sobrellevar todas las dificultades juntos. Lo que sostiene a un matrimonio no son meramente las emociones o los sentimientos, sino también un sentido de responsabilidad. Tratar a la otra mitad, a los hijos y a la familia con consideración transforma tanto al marido como a la mujer en un hombre y una mujer maduros y con sentido de responsabilidad moral.

En El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Marx y Engels se jactan de que en una sociedad comunista, la propiedad privada se vuelve pública, los quehaceres domésticos se vuelven profesionales, y no hay que preocuparse por cuidar a los hijos ya que es responsabilidad del país cuidar de ellos y educarlos.

Esto escribieron: “Esto remueve toda la ansiedad acerca de las ‘consecuencias’, que actualmente es el factor social –tanto moral como económico– más esencial que impide que una mujer se entregue completamente al hombre que ama. ¿Acaso eso no será suficiente para ocasionar el crecimiento gradual de las relaciones sexuales sin restricciones, y con ello, una opinión pública más tolerante con respecto al honor de una señorita y la vergüenza de una mujer?” [9]

Lo que Marx y Engels promovían –aunque usaban palabras como “libertad”, “liberación” y “amor” para disimular– no era más que el completo abandono de la responsabilidad moral personal. Alentaron a la gente a actuar meramente en base a sus deseos. Sin embargo, en la época de Marx y de Fourier, la mayoría de la gente no había abandonado las enseñanzas divinas por completo y eran cautelosos ante la promoción de la promiscuidad del comunismo. Sin embargo, ni Marx mismo hubiera imaginado las racionalizaciones que aparecerían en el siglo XX y en el siglo siguiente para entregarse al caos sexual del pensamiento marxista e impulsar el objetivo de eliminar a la familia.

El demonio rojo organizó a ciertas personas para que sembraran estas semillas de lujuria y desviación. También hizo arreglos sistemáticos para tentar a la gente a que dieran rienda suelta a sus deseos y se opusieran a las enseñanzas divinas, para así pervertirlos gradualmente hasta finalmente alcanzar el objetivo de eliminar a la familia. Esto por último provoca la desviación del corazón humano y arrastra a la gente para que caiga en las garras del diablo.

4. La práctica de compartir esposas en el comunismo

El caos sexual descrito arriba es parte innata del comunismo. Se cree que Marx violó a su criada e hizo que Engels criara al niño. Engels cohabitó con dos hermanas. Lenin tuvo una aventura extramarital con una mujer llamada Inesa durante diez años, y también cometió adulterio con una francesa. También contrajo sífilis por andar con prostitutas. Stalin era igual de lascivo y se sabe que se aprovechó de las esposas de otros.

Después de que los soviéticos tomaron el poder, insituyeron la práctica de compartir esposas. Se puede considerar que la Unión Soviética fue pionera en la liberación sexual de Occidente. En la décima edición de la revista rusa Rodina, impresa en 1990, se expuso el fenómeno de las esposas compartidas de principios del régimen soviético. El artículo también describe las vidas privadas de líderes soviéticos como Trotsky, Bukharin, Antonov, Kollontai y otros, y dice que sus actividades sexuales eran tan casuales como las de los perros.

a. Esposas compartidas en la Unión Soviética

En 1904, Lenin escribió: “La lujuria puede emancipar la energía del espíritu –no es por los pseudo-valores de la familia, sino por la victoria del socialismo que hay que deshacerse de este coágulo”. [10]

En una reunión del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, León Trotsky propuso que una vez que los bolcheviques tomaran el poder, debían plantearse nuevos principios fundamentales para las relaciones sexuales. La teoría comunista demanda la destrucción de la familia y la transición a un periodo de satisfacción del deseo sexual sin restricciones. Trotsky también dijo que la responsabilidad de educar a los niños pertenece únicamente al Estado.

En una carta a Lenin de 1911, Trotsky escribió: “Sin lugar a dudas, la opresión sexual es la principal forma de esclavizar a una persona. Mientras exista tal opresión, no puede haber una verdadera libertad. La familia, como institución burguesa, ha superado su hora. Es necesario hablar más sobre esto con los trabajadores”.

Lenin respondió: “Y no solo la familia. Todas las prohibiciones relacionadas a la sexualidad deben ser abolidas. […] Tenemos algo que aprender de los sufragistas: incluso hay que levantar la prohibición sobre el amor del mismo sexo”. [11]

Después de que los bolcheviques tomaron el poder, Lenin lanzó una serie de regulaciones para efectivamente abolir el matrimonio y el castigo a la homosexualidad. [12]

En esa época también estaba el lema “¡Basta de vergüenza!” Esto era parte del intento bolchevique por crear a un “nuevo hombre” de ideología socialista, y a veces incluía deambular desnudos por la calle gritando histéricamente lemas como “La vergüenza es el pasado burgués del pueblo soviético”. [13]

El 19 de diciembre de 1918, para conmemorar el día en que el decreto efectivamente abolió el matrimonio, grupos de lesbianas celebraron. Trotsky escribió en sus memorias que la noticias de las lesbianas celebrando con un desfile pusieron muy feliz a Lenin. Lenin también incentivó a la gente a marchar desnuda. [14]

En 1923, la novela soviética El amor de tres generaciones popularizó el concepto del “vaso de agua”. La autora, la comisaria del pueblo de bienestar social Alexandra Kollontai, era una revolucionaria que provenía de una familia tradicional y luchó por tener un lugar en la facción bolchevique en busca de la “liberación de la mujer”. El “vaso de agua” que promueve la novela es, de hecho, un sinónimo de la indulgencia sexual: en la sociedad comunista, satisfacer el deseo sexual es tan normal y fácil como beber un vaso de agua. La teoría del “vaso de agua” se popularizó entre las obreras en las fábricas y especialmente entre las estudiantes adolescentes.

“La actual moralidad de nuestra juventud se resume de la siguiente manera”, escribió en el periódico Pravda el conocido comunista Smidovich (21 de marzo de 1925):

“Cada miembro, incluso un menor, de la Liga Juvenil Comunista y cada estudiante de la ‘Rabfak’ (escuela de entrenamiento del Partido Comunista) tiene el derecho a satisfacer su deseo sexual. Este concepto se ha convertido en un axioma, y la abstinencia es considerada una noción de los burgueses. Si un hombre tiene lujuria hacia una niña, ya sea una estudiante, una trabajadora o incluso una niña en edad escolar, entonces esta niña debe obedecer la lujuria del hombre, de otro modo será considerada una hija burguesa, indigna de ser llamada una verdadera comunista”. [15]

El divorcio también se normalizó y se generalizó. “El porcentaje de divorcios se disparó a niveles nunca antes vistos en la historia humana. Rápidamente, parecía que todos en Moscú se habían divorciado”, señaló Paul Kengor en su libro Desmontaje: De los comunistas a los progresistas, cómo la izquierda ha saboteado a la familia y al matrimonio. En 1926, la influyente revista norteamericana The Atlantic publicó un artículo sobre la increíble situación en la URSS, con el título “Los esfuerzos rusos para abolir el matrimonio”. [16]

El fenómeno de las “familias suecas” –que no tiene nada que ver con Suecia, sino que se refiere a un gran grupo de hombres y mujeres que viven juntos y tienen sexo casual– también apareció durante este periodo de liberación sexual. Esto abrió las puertas a la promiscuidad, el caos sexual, la homosexualidad, el colapso moral, la destrucción de la familia, las enfermedades de transmisión sexual, las violaciones, y más. [17]

Luego de la expansión de las comunas socialistas, estas “familias suecas” se difundieron por toda la Unión Soviética. Esto se conoció con el nombre de “nacionalización” o “socialización” de las mujeres. Las Mujeres Socialistas de Ekaterinburgo, en marzo de 1918, son un lamentable ejemplo: después de que los bolcheviques tomaron la ciudad, emitieron la ordenanza de que las jóvenes de entre 16 y 25 años debían ser “socializadas”. La orden fue implementada por varios funcionarios del Partido, y diez jóvenes fueron “socializadas”. [18]

Los bolcheviques reforzaron rápidamente sus políticas sobre el sexo a fines de los años 20. En una conversación con la activista feminista Clara Zetkin, Lenin deploró la filosofía del “vaso de agua”, y la calificó de “antimarxista” y “antisocial” [19]. La razón fue que la liberación sexual trajo consigo una consecuencia indeseable: muchos bebés. Muchos eran abandonados. Nuevamente, quedó demostrado que la destrucción de la familia finalmente da como resultado un colapso social.

b. La liberación sexual en Yan’an

En los primeros años del PCCh, las circunstancias eran similares a las de la Unión Soviética. Por supuesto, todos estos partidos comunistas son variedades de los frutos venenosos del mismo árbol. Chen Duxiu, uno de los primeros líderes comunistas, era conocido por su vida personal depravada. De acuerdo con las memorias de Zheng Chaolin y Chen Bilan, Qu Qiubai, Cai Hesen, Zhang Tailei, Xiang Jingyu, Peng Shuzhi y otros tenían una historia sexual algo confusa, y su actitud hacia el sexo era similar al “vaso de agua” de los primeros revolucionarios soviéticos.

La “liberación sexual” fue acogida no solo por los líderes intelectuales del Partido, sino también por los ciudadanos comunes que vivían en los primeros “soviéticos” del PCCh (enclaves revolucionarios establecidos antes del derrocamiento del Partido Nacionalista) en Hubei, Henan y Anhui. Debido a la promoción de la igualdad de las mujeres y la absoluta libertad de matrimonio y divorcio, el trabajo revolucionario se veía constantemente interrumpido para satisfacer el deseo sexual.

Los jóvenes en las zonas soviéticas a veces tenían aventuras amorosas con la excusa de conectarse con la masa. No era extraño que las jóvenes tuvieran seis o siete parejas sexuales. De acuerdo con la Colección de Documentos Históricos Revolucionarios de los distritos soviéticos de Hubei, Henan y Anhui, entre los jefes locales del Partido en lugares como Hong’an, Huangma, Huangqi, Guangshan y otros, “alrededor de tres cuartos de ellos mantenían relaciones sexuales con docenas o cientos de mujeres”. [20]

A fines de la primavera de 1931, cuando Zhang Guotao se hizo cargo de los distritos soviéticos de Hubei, Henan y Anhui, notó que la sífilis estaba tan generalizada que tuvo que reportarlo a la Central del Partido para que enviaran médicos especializados en la enfermedad. Muchos años después, en sus memorias, aún recordaba vívidamente las historias sobre mujeres en los distritos soviéticos que eran abusadas sexualmente, incluyendo algunas de las amantes de los generales de alto rango. [21]

En 1937, Li Kenong era el director de la Oficina del Ejército de la Octava Ruta del PCCh en Nanjing, y por lo tanto era el responsable de recoger estipendios, medicina y suministros para el Ejército. En una ocasión, mientras revisaba la lista de medicinas para el Ejército de la Octava Ruta, el equipo del Gobierno Nacional encontró una gran cantidad de medicamentos para tratar la enfermedad de transmisión sexual. El equipo le preguntó a Li Kenong: “¿Hay mucha gente en su ejército con esta enfermedad?” Li no sabía bien qué decir, así que mintió y dijo que era para tratar a la gente local. [22]

Sin embargo, para la década de 1930, la libertad sexual comenzó a ser percibida como una amenaza para el régimen. El mismo problema de la desintegración social que ocurrió en la Rusia soviética se hizo evidente, y los reclutas del Ejército Rojo comenzaron a preocuparse de que sus esposas tuvieran aventuras extramaritales o se divorciaran de ellos una vez que se unieran a la revolución. Esto afectó la efectividad en combate de las tropas. Aún más, la tendencia de la promiscuidad pareció reforzar la mala reputación del lema “propiedad común, esposas comunes”. Así fue que los distritos soviéticos comenzaron a implementar políticas para proteger los matrimonios militares, limitando el número de divorcios, etc.

5. Cómo el comunismo destruye a la familia en Occidente

Las tendencias ideológicas del perverso espectro tienen su origen en el siglo XIX. Después de un siglo de transformación y evolución en Occidente, finalmente entraron en acción en Estados Unidos en la década de 1960.

En los años 60, influenciados y alentados por el neomarxismo y otras ideologías radicales, aparecieron movimientos sociales y culturales manipulados por el perverso espectro. Estos incluyen la contracultura hippie, la Nueva Izquierda radical, el movimiento feminista y la revolución sexual. La turbulencia de estos movimientos sociales fue un feroz ataque contra el sistema político, el sistema de valores tradicionales y la trama social de Estados Unidos.

Los movimientos rápidamente se difundieron por Europa, alterando en poco tiempo la manera en que la gente en general pensaba sobre la sociedad, la familia, el sexo y los valores culturales. Mientras ocurría esto, el movimiento por los derechos de los homosexuales también iba en aumento. La confluencia de estas fuerzas llevó al debilitamiento de los valores tradicionales de la familia occidental y al deterioro de la institución de la familia tradicional y su posición central en la vida social. Al mismo tiempo, la agitación social provocó una serie de problemas, incluyendo la proliferación de la pornografía, la propagación de las drogadicciones, el colapso de la moral sexual, el aumento de los crímenes juveniles y la expansión de los grupos que dependían de las prestaciones sociales.

a. Promoción de la liberación sexual

La liberación sexual (también conocida como la revolución sexual) se originó en Estados Unidos en los años 60. Su rápida difusión por el mundo asestó un golpe devastador a los valores morales tradicionales, en particular los valores de la familia tradicional y la moral sexual.

El malvado espectro hizo grandes preparativos para usar la liberación sexual contra las sociedades occidentales. El movimiento del amor libre pavimentó el camino para erosionar y desintegrar gradualmente los valores tradicionales de la familia. El concepto de “amor libre” viola la moral sexual tradicional y argumenta que la actividad sexual en todas sus formas debería estar libre de regulaciones sociales. Desde esta perspectiva, las actividades sexuales individuales –incluyendo el matrimonio, el aborto y el adulterio– no deberían ser restringidas por el gobierno o las leyes, ni estar sujetas a ninguna sanción social.

Los seguidores de Charles Fourier y del socialista cristiano John Humphrey Noyes fueron los primeros en acuñar el término de “amor libre”.

En tiempos recientes, los principales promotores de las ideas del amor libre son casi todos socialistas o personas profundamente influenciadas por el pensamiento socialista. Por ejemplo, entre los pioneros del movimiento del amor libre en Gran Bretaña estaba el filósofo socialista Edward Carpenter, quien también era uno de los primeros activistas por los derechos de los gays. El promotor más famoso del movimiento de los derechos de los homosexuales, el filósofo británico Bertrand Russell, fue un socialista confeso y miembro de la Sociedad Fabiana. Él decía que la moral no debería limitar el impulso instintivo de la humanidad hacia el placer, y promovía el sexo premarital y extramarital.

El principal precursor del movimiento del amor libre en Francia fue Émile Armand, un anarco-comunista en sus primeros días que luego se basó en el comunismo utópico de Fourier, fundó el anarquismo individualista francés (que entra dentro de la categoría más amplia de socialismo) y promovía la promiscuidad, la homosexualidad y la bisexualidad. El pionero del movimiento del amor libre en Australia fue Chummy Fleming, un anarquista (otro derivado del socialismo).

El movimiento del amor libre en Estados Unidos dio un importante fruto: Playboy, la revista erótica fundada en 1953. La revista hizo uso del papel brillante para crear la impresión de que era artística y no sórdida. También hizo uso de la impresión a color, más cara, con el resultado de que el contenido pornográfico –generalmente considerado de bajo nivel y vulgar– ingresó tranquilamente a la sociedad principal, y Playboy se convirtió en una revista para el tiempo libre de “clase alta”. Durante más de medio siglo, esparció la toxina de la libertad sexual por todo el mundo, y asedió a la moral tradicional y a la percepción con respecto al sexo.

A mediados del siglo XX, con la cultura hippie aumentando su popularidad y el amor libre ganando una aceptación generalizada, la revolución sexual (también conocida como liberación sexual) hizo su debut oficial. El término “revolución sexual” fue acuñado por Wilhelm Reich, comunista alemán y fundador del psicoanálisis comunista. Él combinó al marxismo con el psicoanálisis freudiano, y creía que el primero liberaba a la gente de la “opresión económica”, mientras que el último liberaba a la gente de la “represión sexual”.

Otro fundador de la teoría de la liberación sexual fue Herbert Marcuse de la Escuela de Frankfurt. Durante el movimiento occidental de contracultura en los años 60, su lema “hacer el amor, no la guerra” insertó la noción de la liberación sexual en lo profundo de los corazones de la gente.

Desde entonces, con la publicación de Comportamiento sexual del hombre y Comportamiento sexual de la mujer de Alfred Kinsey, y con la generalización del uso de los anticonceptivos orales, la noción de liberación sexual se propagó por Occidente. Vale mencionar que intelectuales contemporáneos han descubierto datos estadísticos distorsionados en la obra de Kinsey, además de exageración, sobresimplificación y otras falacias provocadas por sus compromisos políticos e ideológicos. Kinsey pretendió mostrar que el sexo extramarital, el sexo homosexual, etc, eran algo común, y así buscó dirigir a la sociedad a aceptar la normalización de estos fenómenos, una tarea en la que tuvo mucho éxito. [23]

De repente, estar “liberado sexualmente” se puso de moda. Entre los jóvenes, la promiscuidad comenzó a considerarse algo normal. Los adolescentes que admitían ser vírgenes recibían la burla de sus pares. Los datos muestran que entre quienes cumplieron 15 años de edad entre 1954 y 1963 (la generación de los 60), el 82% tuvo sexo premarital antes de los 30 años de edad [24]. En la década de 2010, las novias que aún eran vírgenes antes del matrimonio representaban solo el 5%, mientras que el 18% de las novias habían tenido 10 o más parejas sexuales antes del matrimonio [25]. La cultura predominante se saturó de sexo, incluyendo la literatura, el cine, la publicidad y la televisión.

b. Promoción del feminismo y rechazo a la familia tradicional

    La ideología comunista detrás del movimiento feminista

El movimiento feminista es otra herramienta que el espectro comunista ha utilizado para destruir a la familia. Cuando comenzó en el siglo XVIII, el movimiento feminista (también conocido como el feminismo de la primera ola) comenzó en Europa y abogó por que las mujeres reciban el mismo trato que los hombres en educación, empleo y política. El centro del movimiento feminista se desplazó de Europa a Estados Unidos a mediados del siglo XIX.

Cuando se inició el feminismo de la primera ola, la noción de la familia tradicional aún tenía fuertes cimientos en la sociedad, y el movimiento feminista no desafiaba directamente a la familia tradicional. Las feministas influyentes de esa época, tales como Mary Wollstonecraft de la Inglaterra del siglo XVIII, Margaret Fuller de Estados Unidos del siglo XIX y John Stuart Mill de la Inglaterra del siglo XIX, todos postulaban que las mujeres en general debían priorizar a la familia después de casarse, que el potencial de las mujeres debía desarrollarse dentro del ámbito de la familia y que las mujeres debían enriquecerse por el bien de la familia (tal como educar a los hijos, administrar a la familia, y así). No obstante, pensaban que algunas mujeres especiales que son particularmente talentosas no deberían estar constreñidas por la sociedad y deberían tener la libertad de utilizar sus talentos, incluso al punto de competir con los hombres.

Luego de los años 20, cuando el derecho de las mujeres a votar se incorporó a la ley en muchos países, la primera ola de movimientos por los derechos de las mujeres retrocedió gradualmente. En los años siguientes, con el impacto de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, el movimiento feminista en esencia bajó su bandera.

Al mismo tiempo, el espectro comunista comenzó a sembrar las semillas para la destrucción del matrimonio tradicional y la ética sexual. Los primeros socialistas utópicos en el siglo XIX sentaron la dirección de los movimientos feministas radicales modernos. François Marie Charles Fourier, llamado “el padre del feminismo”, declaró que el matrimonio convierte a las mujeres en propiedad privada. Robert Owen maldijo al matrimonio como algo malvado. Las ideas de estos socialistas utópicos fueron heredadas y desarrolladas por feministas posteriores, entre ellos, por ejemplo, Frances Wright, que en el siglo XIX heredó las ideas de Fourier y abogó por la libertad sexual de las mujeres.

La activista feminista británica Anna Wheeler heredó las ideas de Owen, y condenó ferozmente al matrimonio por supuestamente convertir a las mujeres en esclavas. Los activistas feministas socialistas también fueron una parte importante del movimiento feminista del siglo XIX. En ese tiempo, entre las publicaciones feministas más influyentes de Francia estaban La Voix des Femmes, la primera publicación feminista de Francia, y La Mujer Libre (La Femme Libre, luego renombrada como La Tribune des Femmes), así como La Politique des Femmes, entre otras. Los fundadores de estas publicaciones eran seguidores de Fourier o de Henri de Saint-Simon, el promotor de la modernidad. Debido a la cercana conexión entre el feminismo y el socialismo, las autoridades escudriñaron al feminismo.

Cuando la primera ola de movimientos por los derechos de las mujeres estuvo en pleno auge, el diablo del comunismo también hizo arreglos para presentar una variedad de pensamientos radicales con el objeto de atacar los conceptos tradicionales de la familia y el matrimonio, pavimentando el camino para el movimiento feminista más radical que le siguió.

La segunda ola de movimientos feministas comenzó en Estados Unidos a fines de los 60, luego se propagó a Europa Occidental y del Norte y rápidamente se expandió a todo el mundo occidental. La sociedad estadounidense de fines de los años 60 pasó por un período de agitación, con el movimiento por los derechos civiles, el movimiento anti Guerra de Vietnam y varias tendencias sociales radicales. El feminismo se aprovechó de este conjunto único de circunstancias, emergió con una cepa más radical y se volvió popular.

La piedra angular de esta ola de movimientos feministas era el libro La mística de la feminidad de Betty Friedan, publicado en 1963, así como la Organización Nacional de Mujeres, que ella misma fundó. Usando la perspectiva de un ama de casa de clase media que vive en los suburbios, Friedan criticó ferozmente el rol de las mujeres en la familia tradicional y sostenía que la imagen tradicional de un ama de casa feliz, contenta y llena de alegría era un mito forjado por la sociedad patriarcal. Sostenía que las familias de clase media de los suburbios eran “un campo de concentración cómodo” para las mujeres estadounidenses y que las mujeres modernas instruidas debían rechazar el sentido de realización obtenido a través de apoyar a sus maridos y educar a sus hijos, y que en cambio debían darse cuenta de su valor fuera de la familia. [26]

Pocos años más tarde, más feministas radicales dominaron la Organización Nacional de las Mujeres, heredando y desarrollando las ideas de Friedan. Decían que la mujer había sido oprimida por el patriarcado desde tiempos antiguos y culparon a la familia como la causa raíz de la opresión a las mujeres. En respuesta, llegaron a abogar por la total transformación del sistema social y de la cultura tradicional, y a luchar en todos los aspectos de los asuntos humanos –la economía, la educación, la cultura y la familia– para lograr la igualdad femenina.

Clasificar a una sociedad entre opresores y oprimidos para alentar la lucha, la liberación y la igualdad es exactamente de lo que trata el comunismo. El marxismo tradicional clasifica a los grupos según su estatus económico, mientras que los movimientos neofeministas dividen a las personas en base a su género.

Betty Friedan, autora de La mística de la feminidad, no era, como describe su libro, un ama de casa de clase media que vivía en los suburbios y estaba aburrida de las tareas del hogar. Daniel Horowitz, profesor del Smith College, escribió una biografía sobre Friedan en 1998 titulada Betty Friedan y la elaboración de la mística de la feminidad. Su investigación revela que Friedan, bajo su nombre de soltera Betty Goldstein, había sido una activista socialista radical desde su etapa universitaria hasta los años 50. En diferentes momentos, fue periodista profesional, o propagandista para ser más precisos, para varios sindicatos radicales dentro de la órbita del Partido Comunista de EE. UU.

David Horowitz, ex izquierdista sin relación con Daniel Horowitz, revisaba sus artículos publicados para comprender el desarrollo de sus puntos de vista [27]. Ella fue miembro de la Liga Juvenil Comunista mientras estuvo en UC-Berkeley. Friedan incluso solicitó dos veces, en diferentes momentos, unirse al Partido Comunista de EE. UU. Judith Hennesee, su biógrafa autorizada, también indica que ella era marxista. [28]

Kate Weigand, académica estadounidense, señala en su libro Feminismo Rojo que el feminismo en efecto no se quedó quieto en Estados Unidos desde principios del siglo XX hasta los años 60. Durante ese período, un gran grupo de escritoras feministas rojas con trasfondos comunistas pavimentaron el camino para el posterior movimiento feminista de la segunda ola. Entre ellas se encuentran Susan Anthony, Eleanor Flex, Gerda Lerner, Eve Merriam y así. Ya por el año 1946, Anthony aplicó el método analítico marxista para trazar una analogía entre los blancos oprimiendo a los negros, y los hombres oprimiendo a las mujeres. No obstante, debido al macartismo de la época, tales escritoras ya no hablaron sobre su trasfondo rojo. [29]

En Europa, la icónica obra El segundo sexo de la escritora francesa Simone de Beauvoir, marcó el inicio de la locura de la segunda ola de feminismo. De Beauvoir era socialista. En 1941, junto con el filósofo comunista Jean-Paul Sartre y otros escritores, creó Socialiste et Liberté, una organización socialista francesa clandestina. Con el ascenso de su reputación por el feminismo en los años 60, de Beauvoir declaró que ya no creía en el socialismo, y afirmó que solo era una feminista.

Dijo: “Una no nace, más bien se convierte, en mujer”. Propugnó que a pesar de que el sexo está determinado por características fisiológicas, el género es un concepto psicológico autopercibido formado bajo la influencia de la socialidad humana.  Sostenía que los temperamentos de obediencia, sumisión, afecto y maternidad derivan del “mito” cuidadosamente diseñado por el patriarcado para oprimir a las mujeres, y propuso que las mujeres rompieran con las nociones tradicionales y descubrieran su ser irrefrenable.

De hecho, esta mentalidad yace en el núcleo de las nociones dañinas de homosexualidad, bisexualidad, transgénero, y demás. Desde entonces, varios pensamientos feministas surgieron en un flujo constante, todos viendo el mundo a  través de la lente de mujeres oprimidas por un patriarcado, el cual se materializa a través de la institución de la familia tradicional –convirtiendo a la familia, por lo tanto, en un obstáculo para la realización de la igualdad femenina. [30]

De Beauviour sostenía que las mujeres son restringidas por sus esposos debido al matrimonio y decía que el matrimonio era tan asqueroso como la prostitución. Se rehusaba a casarse y mantenía una “relación abierta” con Sartre. Del mismo modo, Sartre también tenía encuentros sexuales con otras mujeres. Su visión del matrimonio es la norma entre las feministas radicales contemporáneas. Relaciones y amoríos así de caóticos son precisamente el sistema de esposas comunitarias imaginadas por Charles Fourier, predecesor del comunismo utópico en el siglo XIX.

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Referencias

[1] W. Bradford Wilcox, “The Evolution of Divorce,” National Affairs, Number 35, Spring 2018. https://www.nationalaffairs.com/publications/detail/the-evolution-of-divorce

[2] See Table 1–17. “Number and Percent of Births to Unmarried Women, by Race and Hispanic Origin: United States, 1940–2000,” CDC, https://www.cdc.gov/nchs/data/statab/t001x17.pdf

[3] “Beyond Same-Sex Marriage: A New Strategic Vision for All Our Families and Relationships,” Studies in Gender and Sexuality, 9:2 (July1, 2006): 161–171. https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/15240650801935198.

[4] Victoria Cavaliere, “Rhode Island School District Bans Father-Daughter, Mother-Son Events,”  http://www.nydailynews.com/news/national/rhode-island-school-district-bans-father-daughter-mother-son-events-article-1.1162289#nt=byline.

[5] Genesis 2:23, http://biblehub.com/genesis/2-23.htm.

[6] Engels, Frederick. n.d., “Origins of the Family. Chapter 2 (IV),” accessed June 17, 2018. https://www.marxists.org/archive/marx/works/1884/origin-family/ch02d.htm.

[7] “Robert Owen, Critique of Individualism (1825–1826),” n.d., Indiana University. Accessed June 17, 2018. https://web.archive.org/web/20171126034814/http://www.indiana.edu:80/~kdhist/H105-documents-web/week11/Owen1826.html.

[8] Engels, Frederick, n.d. “Origins of the Family. Chapter II (4.),” accessed June 17, 2018. https://www.marxists.org/archive/marx/works/1884/origin-family/ch02d.htm.

[9] Engels, Ibid.

[10] This translation is from the Russian: Melnichenko, Alexander, 2017. “Великая октябрьская сексуальная революция [The Great October Sexual Revolution].” Russian Folk Line, August 20, 2017, http://ruskline.ru/opp/2017/avgust/21/velikaya_oktyabrskaya_seksualnaya_revolyuciya/. This and other sources draw on the work of former Menshevik Aleksandra Kollontai.

[11] Ibid.

[12] Ibid.

[13] Ibid.

[14] Ibid.

[15] Наталья Короткая,“Эрос революции: “Комсомолка, не будь мещанкой – помоги мужчине снять напряжение!” https://lady.tut.by/news/sex/319720.html?crnd=68249.

[16] Paul Kengor, Takedown: From Communists to Progressives, How the Left Has Sabotaged Family and Marriage (WND Books, 2015), 54.

[17] See Melnichenko (2017).

[18] Xia Hou, “The Promiscuous Gene of Communism: Sexual Liberation,” The Epoch Times (Chinese edition). April 9, 2017, http://www.epochtimes.com/gb/17/4/9/n9018949.htm; The Weekly Review, Volumes 4–5 (National Weekly Corporation, 1921), 232, available at https://goo.gl/QY1gBc; for the incident of Red Army commander Karaseev socializing ten girls, see Olga Greig (Ольга Грейгъ), Chapter 7 of “The Revolution of the Sexes,” or “The Secret Mission of Clara Zetkin” (Революция полов, или Тайная миссия Клары Цеткин), available at https://rutlib5.com/book/21336/p/8

[19] Clara Zetkin, “Lenin on the Women’s Question,” My Memorandum (transcribed from the Writings of V.I. Lenin, International Publishers, available at https://www.marxists.org/archive/zetkin/1920/lenin/zetkin1.htm

[20] Huang Wenzhi, “‘What Happened after Nora Left’: Women’s Liberation, Freedom of Marriage, and Class Revolution: A Historical Survey of the Hubei-Henan-Anhui Soviet Districts (1922–1932),” Open Times no. 4 (2013). Chinese: 黃文治:〈 “娜拉走後怎樣”:婦女解放、婚姻自由及階級革命——以鄂豫皖蘇區為中心的歷史考察(1922~1932)〉《開放時代》,2013年第4期.

[21] Huang Wenzhi (2013), Ibid.

[22] “Yang Ning, “Why Did the Eighth Route Army Purchase Medicines for Sexual Transmitted Diseases?” The Epoch Times (Chinese),  http://www.epochtimes.com/gb/18/1/18/n10069025.htm

[23] Judith A. Reisman, Ph.D.; Edward W. Eichel, Kinsey, Sex and Fraud: The Indoctrination of a People (Lafayette, Louisiana: Lochinvar-Huntington House, 1990);  “Dr. Judith A. Reisman and her colleagues demolish the foundations of the two (Kinsey) reports.”; “Really, Dr Kinsey?” The Lancet, Vol. 337 (March 2, 1991): 547.

[24] L. B. Finer, “Trends in Premarital Sex in the United States, 1954–2003,” Public Health Reports 122(1) (2007): 73–78.

[25] Nicholas H. Wolfinger, “Counterintuitive Trends in the Link Between Premarital Sex and Marital Stability,” Institute for Family Studies,  https://ifstudies.org/blog/counterintuitive-trends-in-the-link-between-premarital-sex-and-marital-stability.

[26] Betty Friedan, The Feminine Mystique (New York: W.W. Norton & Company, 1963).

[27] David Horowitz, Salon Magazine, January 1999, http://www.writing.upenn.edu/~afilreis/50s/friedan-per-horowitz.html

[28] Joanne Boucher, “Betty Friedan and the Radical Past of Liberal Feminism.” New Politics 9 (3). http://nova.wpunj.edu/newpolitics/issue35/boucher35.htm.

[29] Kate Weigand, Red Feminism: American Communism and the Making of Women’s Liberation (Baltimore, Maryland: Johns Hopkins University Press, 2002).

[30]  Simone de Beauvoir, The Second Sex, trans. Constance Borde, Sheila Malovany-Chevallier (New York: Vintage Books, 2011).

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